Como pollo sin cabeza

La semana pasada escribí sobre cómo grabarme explicando cosas sobre Ecuador y subir esos videos a YouTube me consiguió la atención de una chica que acabó tomando clase conmigo.

Me alegré bastante porque fue la primera vez que una estudiante me encuentra de esa manera, y eso me dejó claro la importancia de tener un presencia online.

Pero se me estaba escapando algo:

Ponerme a grabar y subir videos random difícilmente me va ayudar a conseguir los resultados que busco. Necesito una buena estrategia.

Y mi fuerte es enseñar, no planear estrategias.

Trabajar de forma independiente tiene sus ventajas, pero también tiene algunas cosas que no son precisamente divertidas.

Entre ellas: tú estás a cargo de todo.

Y una vez que me resigné a añadirle una cosa más a mi lista de pendientes, me puse manos a la obra.

¿Alguna vez has oído de un embudo de ventas?

Si no, te lo explico en tres breves párrafos.

Imagina un embudo. Ancho arriba y estrecho abajo. En un embudo de ventas, la parte de arriba representa tu canal de YouTube, tu cuenta de Instagram, o cualquier otro medio que uses para hacerle saber a la gente que existes.

Esta parte es importante porque, no importa lo bueno que seas haciendo lo tuyo, si la gente no te conoce, vas a tener dificultades vendiendo.

Pero que te conozcan no es suficiente. Debes ganarte la confianza de tus potenciales clientes, de lo contrario no van a querer sacar su billetera para comprar lo que les quieres vender. Esa etapa de la relación con tu cliente está representada por la parte media del embudo, y que sea más angosta quiere decir que no todos los que te pusieron atención en la fase anterior llegarán hasta aquí.

Y la etapa final de un embudo de ventas es precisamente esa, la venta. Aquí llegan las personas que en algún momento te pusieron atención, que se quedaron contigo para ver qué más ofreces, y que al final decidieron que quieren pagar por eso.

Sobra decir que al final del embudo llegan muchas menos personas que las que entraron a la parte de arriba. Te acaban comprando pocas personas en comparación a las que te vieron en YouTube, Facebook o Instagram.

Suena más o menos simple, ¿verdad?

Bueno, cada etapa de ese embudo tiene su ciencia, y en en lo que estoy trabajando ahora.

Me está tomando un poco de tiempo, pero creo que es mejor hacerlo así en lugar de ir por la vida corriendo como un pollo sin cabeza.

Es más probable alcanzar un objetivo con un plan y acciones medibles, que con simples acciones al azar.

Pues eso.

Seguiré informando cómo van las cosas.

Cambio y fuera.

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